Manifiesto de las Américas
En Defensa de la Naturaleza y la Diversidad Biológica y Cultural

Vivimos en un sistema económico dominante que hace siglos se propuso explotar de forma ilimitada todos los ecosistemas y sus recursos naturales. Esta estrategia trajo crecimiento económico y lo que se llamó "desarrollo" para algunas naciones, y privilegió el consumo y el bienestar social de una parte muy pequeña de la humanidad. Y, desgraciadamente, excluyó de las condiciones mínimas de sobrevivencia a las grandes
mayorías de la humanidad.
El costo de ese sistema de explotación de la naturaleza y de las personas, junto al consumismo desenfrenado, se ha pagado con el sacrificio de millones de trabajadores pobres, campesinos, indígenas, pastores, pescadores, y otras personas pobres de la sociedad, que entregan sus vidas cada día. Y con la agresión permanente a la naturaleza, que fue y continúa siendo sistemáticamente devastada. Su integridad y la diversidad de formas de vida, que son el sostén de la biodiversidad, están amenazadas. Y si la naturaleza de nuestro planeta está amenazada, también lo está la propia vida humana, que depende de ella. Incluso el Balance Ecosistémico del Milenio hecho por la ONU, y divulgado en 2005, reconoce que "las actividades humanas están cambiando fundamentalmente y, en muchos casos, de forma irreversible la diversidad de la vida en el planeta Tierra.
Estas tasas van a continuar acelerándose en el futuro". En ese importante reconocimiento de la crisis planetaria, es también fundamental reconocer que no son todas las actividades humanas perjudiciales, sino y ante todo aquellas guiadas por el desenfreno del lucro de las corporaciones transnacionales.
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